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Ladataan... HannibalTekijä: Serge Lancel
- Ladataan...
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Viittaukset tähän teokseen muissa lähteissä. Englanninkielinen Wikipedia (18)This is an historical biography of Hannibal, the military leader of Carthage responsible for waging a dramatic onslaught on Rome during the Punic Wars. One of the few generals of history to be famous for the war he lost, Hannibal's attack in 218BC - which included his renowned march of elephants across the Alps - ranks amongst the most courageous and ill-fated enterprises in the history of the ancient world. This definitive biography of one of the most fascinating figures of ancient history offers a fresh perspective on the demise of the Hellenistic world and the rise of Rome. Kirjastojen kuvailuja ei löytynyt. |
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Google Books — Ladataan... LajityypitMelvil Decimal System (DDC)937.04History and Geography Ancient World Italian Peninsula to 476 and adjacent territories to 476 Italian Peninsula to 476 and adjacent territories to 476 Punic wars 264-146 B.C.Kongressin kirjaston luokitusArvio (tähdet)Keskiarvo:
Oletko sinä tämä henkilö? |
De hecho, bien que le pese al vencedor de El-Alamein, que creía que Maharbal tenía razón (sir Bernard Montgomery, 1968, p. 97) las objeciones contrarias a una marcha forzada sobre Roma, después de Cannas, no habían cambiado desde Trasimeno (supra, pp. 127). Y, además , Aníbal tenía otros objetivos de guerra, otro plan. Hay que tomarse en serio sus palabras, aquellas que, tras realizar la selección de prisioneros y devolver a sus hogares a los aliados italianos, dirigió a los soldados romanos cautivos y cuyo rescate había fijado a un precio muy alto. Él no realizaba una guerra de exterminio, les dijo, sino una lucha para mantener la dignidad y el rango (dignitas) de su propia patria y asegurarle la hegemonía (imperium) (Tito Livio, XXII, 58,3). Aníbal esperaba, pues, que Roma pidiera la paz. Lo que quería era una victoria reconocida mediante un tratado que enderezara, en favor de Cartago, la humillante situación nacida de los tratados del 241 (la pérdida de Sicilia y al obligación de una cuantiosa indemnizaicón) y del 237 (la pérdida de Cerdeña) (C. Nicolet, 1978, p. 620).
Y veremos en la páginas siguientes que para lograr ese objetivo, el jefe púnico desplegó después de Cannas una intensa actividad diplomática en el sur de Italia, aprovechándose del eefecto sumamente desestabilizador de su victoria, que había apartado del bando romano a una parte de los apulios, a muchos samnitas, a lucanos y a brutios. Sin embargo, marchar sobre Roma, entrar en Roma, podía ser, si no un objetivo, al menos un sueño. Según Tito Livio, en más de una ocasión, por ejemplo en el año 211, cuando avanza con su caballería hasta los mismos muros de la icudad, o en el año 203, en el momento de dejar las costas del Bruttium para regresar a África, Aníbal se habría sentido abrumado por el remordimiento de no haber intentado entonces forzar la mano del destino."
"Aníbal". Serge Lancel. Crítica, 1997. Pág. 140-141.
"... Es la hora sin sombra. Melkart el Dios rige desde la cumbre del mediodía el mar de Cartago. Aníbal es la espada de Melkart.
Las tres fanegas de anillos de oro de los romanos que perecieron en Apulia, seis veces mil, han arribado al puerto.
Cuando el otoño esté en los racimos habré dictado el verso final.
Alabado sea Baal, Dios de los muchos cielos, alabada sea Tanith, la cara de Baal, que dieron la victoria a Cartago y que me hicieron heredar la vasta lengua púnica, que será la lengua del orbe, y cuyos caracteres son talismánicos.
No he muerto en la batalla como mis hijos, que fueron capitanes en la batalla y que no enterraré, pero a lo largo de las noches he labrado el cantar de las dos guerras y de la exultación.
Nuestro es el mar. ¿Qué saben los romanos del mar?
Tiemblan los mármoles de Roma; han oído el rumor de los elefantes de guerra.
Al fin de quebrantados convenios y de mentirosas palabras, hemos condescendido a la espada.
Tuya es la espada ahora, romano; la tienes clavada en el pecho.
Canté la púrpura de Tiro, que es nuestra madre. Canté los trabajos de quienes descubrieron el alfabeto y surcaron los mares. Canté la pira de la clara reina. Canté los remos y los mástiles y las arduas tormentas... "
Berna, 1984.
Jorge Luis Borges. "Fragmentos de una tablilla de barro descifrada por Edmund Bishop en 1867" en "Los Conjurados" (1985).