Jose Andres Gallego

Cuando tanto se habla de no perder lass raíces cristianas de Europa, cuando la mayor parte de la iglesia está hoy formada por empobrecidos,...no podemos olvidar que la vida de la Iglesia ha sido en sus veinte siglos de historia principalmente una experiencia de solidaridad vivida entre los más pobres. Pobres fueron los millones de familias campesinas que compartían su vida y sus bienes en torno a las iglesias parroquiales, y durante siglos protagonizaron su vida política en los concejos y otras formas de organización autogestionaria. Y pobres eran los campesinos que, al iniciarse el siglo XX, se plantearon en diversas regiones españolas diversas experiencias cooperativas para salir del hambre, del yugo de la usura y de la manipulación política a que los caciques y terratenientes les tenían sometidos.

El lema de este movimiento cooperativo y sindical: "Unos por otros y Dios por todos" refleja la viva conciencia de una tradición solidaria secular arraigada en la fe en el Dios Trinitario. El sentido de responsabilidad de cada vecino en el bienestar de sus paisanos se venía cultivando gracias a los trabajos comunales y a la posesión común de parte de las tierras, el monte, los pastos a lo largo de los siglos,...Por eso cuando la respuesta a la opresión de una agricultura capitalista en la reconstrucción de una organización solidaria.

De esta experiencia histórica pueden aprender también hoy los pobres. No pueden olvidar nunca la enorme fuerza de la unión

Julián Gómez del Castillo
Responsable de Ediciones "Voz de los sin Voz"… (lisätietoja)